sábado, 22 de febrero de 2014

Platero y el Carnaval

Capítulo ciento veintiséis

Carnaval

¡Qué guapo está hoy Platero! Es lunes de Carnaval, y los niños, que se han disfrazado vistosamente de toreros, de payasos y de majos, le han puesto el aparejo moruno, todo bordado, en rojo, verde, blanco y amarillo, de recargados arabescos.



 Cuando hemos llegado a la plaza, unas mujeres vestidas de locas, con largas camisas blancas, han cogido a Platero en medio de su coro bullanguero y, unidas por las manos, han girado alegremente en torno de él.
Intenta, nervioso, huir por doquiera. Pero como es tan pequeño, las locas no lo temen y siguen girando, cantando y riendo a su alrededor.


Los chiquillos, viéndolo cautivo, rebuznan para que él rebuzne. Toda la plaza es ya un concierto altivo de metal amarillo, de rebuznos, de risas, de coplas, de panderetas y almireces...


Por fin, Platero, decidido igual que un hombre, rompe el corro y se viene a mí trotando y llorando, caído el lujoso aparejo. Como yo, no quiere nada con los Carnavales... No servimos para estas cosas...




No hay comentarios:

Publicar un comentario